¿Qué es fénix obsidiana?

Fénix es la historia de un “morir y renacer”, acción que vivimos cada momento, en cada instante. Cuando la hacemos consciente se transforma en una poderosa herramienta de sanación y mi anhelo es compartirla.

Post fata resurgo

“Yo soy el Bennu, el alma de Ra, guía de los Dioses por el Duat. Que se me permita entrar como un halcón y que pueda proceder como el Bennu, la Estrella de la Mañana”

Apenas comenzaba el año 2014. Vivía en una maravillosa isla caribeña pero ya sentía desde hacía mucho que mi tiempo allí había terminado, necesitaba cerrar ese ciclo. Varios de mis amigos se habían mudado para vivir en Oaxaca y todos estaban comprometidos en muy bellos proyectos. Cuando me animé a visitarlos en los meses de Febrero y Abril, el lugar me gustó mucho: la naturaleza, el clima y la atmósfera que se respiraba me llenaba de buenos propósitos. Al regresar a la isla me sentí de nuevo deprimida y sin estímulos pero mágicamente, o mejor dicho sincrónicamente, unos días después de mi regreso, mi compadre me contactó y me propuso invertir en un proyecto artístico muy bonito, que ya había arrancado y que tenía dos otros socios de por medio.

La oportunidad se presentaba, el momento tan esperado había llegado. Sin mayor preámbulo, tomé la decisión y me mudé.

La situación parecía de lo más favorable, tenía ya mi casita para rentar y muchas ganas de empezar con esta nueva aventura que, a mi manera de ver, se mostraba  fresca y novedosa.

En el 2015 mi compadre y yo decidimos retirarnos del proyecto, después de varios intentos de rescatar la energía invertida en él. Lamentablemente fuimos objeto de fraude por parte de uno de los socios, viendo profundamente lastimada no sólo nuestra economía, sino sobre todo, nuestra moral, corazón y autoestima.

No gastaré tiempo contando los detalles de cómo, por qué y cuándo pero todo empezó a deteriorarse: el negocio había fracasado y me sentía víctima de un fraude, junto con mi compadre.

Tuvimos que luchar casi año y medio para recuperar parte de la inversión y mi estado psicofísico sufrió un golpe muy duro. Mi alma pedía auxilio y gracias a la conexión que logré con mi sabiduría interna y a todas mis herramientas de sanación recopiladas a través de los años pude recuperarme, pero me costó y muchísimo.

Al principio me sentía devastada, humillada, abusada y explotada, no quería en absoluto ver ni enfrentar mis responsabilidades, era demasiado duro, demasiado hiriente. Tuve que examinar muchos aspectos de mi misma que, según yo, ya había encarado y sanado (¡ni madres! qué equivocada estaba).  Di por hecho mi poder, pero por falta de presencia y de arraigo, lo había cedido completamente, dejando que la situación me llevara. Se presentaron problemas de diferente naturaleza en mi cuerpo físico, todos relacionados con la falta de “empoderamiento” (¡como nos gusta esta palabra el día de hoy!).

Sólo a través de la sanación con cristales y obsidiana acompañada por mi terapeuta y maestra, mucha meditación y trabajo energético y espiritual logré morir para renacer. Durante el largo tiempo de mi “muerte”, pude ver las cenizas de mis miedos, de mis prejuicios, de mi sentido de culpa, de mi enojo, de mi inseguridad (todas estas emociones que no nos gusta sentir), caerse ligeras como copos de nieve en un abismo profundo. Con ellas, cayeron también muchas lágrimas.

Desde este abismo surgió un nuevo ser y durante este renacimiento, la figura del ave Fénix me llegaba a través de imágenes en la web, caricaturas y libros. Sentí una fuerte atracción por este símbolo porque reflejaba justo lo que me estaba pasando aunque en ese momento todavía no estaba del todo consciente de ello.

POST FATA RESURGO, es el lema de la Fénix.

Me había quemado y fuerte, tanto como para pulverizarme, pero luego logré recomponerme justo gracias a estas cenizas, a estas emociones y experiencias vividas, sufridas, antes reprimidas y luego sentidas en el fondo de mis entrañas.

Hoy reconozco que ésta ha sido una de las experiencias Maestras de mi vida, mi alma necesitaba pasar por ahí para que pudiera absorber todo su aprendizaje.

Le doy gracias al Universo por tejer este entramado tan fino y perfecto que ha permitido a mi ser atravesar esta prueba. Aprendí que el poder personal siempre está amenazado por la inseguridad y la necesidad inconsciente de sentirnos parte de algo bonito y más grande, por la necesidad de nutrir e inflar el ego, por el placer de ejercer el poder de alguna forma a través del dinero. Entendí que el poder personal puede quedar a merced de todas esas capas que cubren la verdadera esencia, que no permiten verdadera y plenamente ser y no permiten tomar las responsabilidades de los acontecimientos que nosotros mismos proyectamos y creamos.

Así nació Fénix, para recordarme este proceso tan difícil y enriquecedor al mismo tiempo, que no sólo me ha regalado mucha enseñanza si no que ha atraído a mi vida a otros seres maravillosos que son el reflejo y la proyección de mi nuevo ser, porque sí, queridos lectores, siempre morimos y renacemos a cada instante, en cada momento… y como dice un gran Maestro:

“La cosa más aterradora es aceptarse a sí mismo por completo”
C.G.Jung.