Esta página se enfoca en la divulgación de las Terapias de Sanación con Obsidiana, Cristales y Masaje Kundalini,
bajo el método de la Mtra. Ana Silvia Serrano.
Soy Terapeuta Certificada y Master de la SITO, Sociedad Internacional de Terapeutas de Obsidiana "Ana Silvia Serrano" S.C.
con número de Registro I0109/14
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A lo largo de mi vida han sido muy pocas las decisiones que han marcado un antes y un después, una de estas fue abrazar la obsidiana.
Esta piedra llegó a mí en un momento particularmente conflictivo:
No recuerdo desde cuando empecé a sentir atracción por las piedras, supongo desde chiquita cuando las recogía en todas partes: en la orilla de un río, en las montañas o más comúnmente cuando iba a la playa con mi familia. Me encantaba verlas y admirar su brillo a la luz del sol, bañadas por el agua salada del mar.
Conocí y aprendí esta técnica de sanación porque forma parte de la formación como Terapeuta en Sanación con Obsidiana.
El Masaje Kundalini es una técnica muy poderosa y les explico el porqué.
Nací en Florencia, Italia, donde viví hasta mayo de 2005.
Me gradué en el año 1989 en la Escuela Clásica Superior, Liceo Classico “Niccolò Machiavelli”.
Estudié dos años la carrera de Derecho en la Universitá degli Studi di Firenze, y después Filosofía y Letras, pero eso no era mi camino en aquel entonces, así que empecé a trabajar en la empresa familiar.
En 1994 empecé a estudiar Astrología con mi primera Maestra Maria Vittoria Boni de Florencia y hasta la fecha continúo estudiando por mi cuenta.
Quiero agradecer a mi Web Master Francesco Marra por su paciencia y profesionalismo,
a Danitza Tagliabue amiga del corazón y coach por aconsejarme, sugerirme y motivarme;
a Aline Desentis, otra amiga del corazón por corregir y enriquecer los textos y sobre todo mi vida;
a Daniela Chagoya, otra amiga del corazón, por dejarse fotografiar y por ser parte de mi vida;
a Sarah Vaz, otra querida amiga, por las bellísimas fotos que ha tomado;
a todos mis amig@s y herman@s del corazón, a mi familia espiritual que me sostiene, me apoya y me quiere tanto como yo.
Por último, y no menos importante, agradezco a Pipposh, mi perrito y compañero de vida,
que todos los días me regala alegría, ternura y sanación, por acompañarme en este magnífico camino.